Después de cuatro años de una controvertida etapa, la firma de inversión Abrdn ha decidido dar marcha atrás y volver a su nombre original: Aberdeen. Esta decisión, que ha sido recibida con alivio por muchos, marca el fin de un experimento que generó más preguntas que respuestas y que, según la propia empresa, causó "distracciones".
La historia de este cambio de nombre se remonta a 2021, cuando Standard Life Aberdeen, una empresa con una trayectoria de 200 años, decidió adoptar el nombre de "Abrdn", eliminando las vocales. La justificación detrás de esta decisión nunca fue del todo clara, y la pronunciación del nuevo nombre se convirtió en una fuente constante de confusión y burlas.
Una decisión "fácil"
El nuevo CEO de Aberdeen, Jason Windsor, no dudó en deshacer el trabajo de su predecesor, Stphn Brd. En declaraciones recientes, Windsor calificó la decisión de volver al nombre de Aberdeen como "una de las decisiones más fáciles que he tenido que tomar". Esta afirmación refleja el sentir generalizado dentro y fuera de la empresa, donde muchos consideraban que el nombre "Abrdn" era innecesariamente complicado y perjudicial para la imagen de la marca.
De hecho, algunos ejecutivos de Abrdn reconocieron que pasaban gran parte de su tiempo explicando la pronunciación del nombre o lidiando con bromas "infantiles". La eliminación de las vocales, que pretendía ser una muestra de modernidad y audacia, terminó convirtiéndose en un lastre para la empresa.
Más allá del nombre: ¿Mejores resultados?
La vuelta al nombre de Aberdeen no solo representa un cambio estético, sino también una señal de nuevos aires en la empresa. Coincidiendo con este cambio, los resultados financieros de Aberdeen han comenzado a mostrar una ligera mejoría. Si bien es difícil atribuir esta mejora exclusivamente al cambio de nombre, es innegable que la decisión ha contribuido a generar un clima más positivo y a eliminar un factor de distracción que afectaba la moral de los empleados y la percepción de los clientes.
Como señaló el columnista Nils Pratley, "Abrdn ejecutivos parecían pasar la mitad de su tiempo explicando la pronunciación, o quejándose de bromas 'infantiles'". La vuelta a Aberdeen, aunque sin la "A" mayúscula por alguna razón, parece ser un paso en la dirección correcta.
El futuro de Aberdeen
Ahora, con un nombre más sencillo y reconocible, Aberdeen puede centrarse en lo que realmente importa: ofrecer servicios de inversión de calidad y generar valor para sus clientes. El cambio de nombre es un símbolo de un nuevo comienzo, una oportunidad para dejar atrás los errores del pasado y construir un futuro más sólido y prometedor.
En definitiva, la historia de Abrdn (ahora Aberdeen) nos recuerda que, a veces, las decisiones más simples son las más acertadas. Y que, en el mundo de los negocios, como en la vida, las vocales son importantes.
"Uno de las decisiones más fáciles que he tenido que tomar", Jason Windsor, CEO de Aberdeen.